viernes, 23 de julio de 2021

2020 Por territorios vaciados 2

Segunda ronda por tierras vacías de Burgos, Segovia, Guadalajara y Soria. Este año son novedades el confinamiento por el COVID, que nos impidió entrenar durante los meses de marzo y abril y, que celebramos nuestras bodas de plata. Gracias a que la primera quincena del mes de julio fue una ventana de aire fresco entre la tragedia de la primera ola de la pandemia y las que vinieron después, pudimos hacer esta vuelta.

Participamos los mismos que el año anterior: Agus, Albert, Alfonso, Carlos, Enrique y Gonzalo.

El domingo por la tarde de un San Fermín sin fiesta viajamos hasta el hotel Aranda, en Aranda de Duero, poco antes de que se decretase el uso obligatorio de las mascarillas y bastante temerosos, al menos por mi parte, de como íbamos a responder con tan poco entrenamiento.

Primera etapa. Domingo 8 de julio. Aranda de Duero (787) – Majaelrayo (1182). 103 km.

Desayunamos muy temprano en el propio hotel. Frío y algunas gotitas de lluvia a la salida por la BU-945 en dirección a Fuentespina y Fuentelcésped. Rodeamos el pantano de Linares del Arroyo. Ya en Segovia, atajamos en dirección Sur por carreteras mal asfaltadas para evitar el paso por Ayllón y llegamos a almorzar a Riaza (1167), un buen bocadillo en la bonita plaza del pueblo. Luego nos desviamos hacia la subida al puerto de La Quesera (1751). 

Antes de coronar se pasa por el hayedo de Riofrío de Riaza, uno de los más meridionales de Europa y después de coronar, tras una buena bajada, la carretera empeora, se estrecha, se descarna y se convierte en un constante sube-baja con pendientes en las que tengo que meter todo el desarrollo. Nada mas llegar a Majaelrayo, comemos donde Rosa, en el Pub situado a la entrada, gracias a la gestión que hace Sonia, la alcaldesa del pueblo, que nos vio destrozados mientras ella efectuaba labores de mantenimiento urbano. También nos gestionó la cena en el Mesón Jabalí: Papas con moho picón, gazpacho y solomillo, del que salimos encantados antes de dormir plácidamente en los apartamentos rurales que gestiona Bea. Gracias al esfuerzo de sus mujeres este pueblo es digno de visitar y saldrá adelante.

Segunda etapa. Lunes 9 de julio. Majaelrayo (1182) – Brihuega (922). 95 km.

Segunda etapa. Lunes 9 de julio. Majaelrayo (1182) – Brihuega (922). 95 km.

Desayunamos a las 7:00 en el propio apartamento. Una vez en carretera bajamos por Campillo de Ranas, famoso por sus bodas, hasta Tamajón (1020) pasando por la Ermita de los Enebrales y una tormenta de lluvia mañanera que le cayó sobre todo a Gonzalo. Continuamos bajando por la CM-1004 hasta desviarnos hacia el embalse de Beleña. Buen tiempo y excelente paisaje. Lo cruzamos por la presa y seguimos hacia Fuencemillan, Montarron y Humanes (737), donde paramos a almorzar en un bar regido por un triatleta y encantadores aficionados al ciclismo. Después del refrigerio toca subir hacia Torre del Burgo y el cruce con la autovía (976) para bajar seguidamente a Brihuega. Por la tarde lluvia, menos mal que llegamos para comer.

Tercera etapa. Martes 10 de julio. Brihuega (922) – Berlanga de Duero (931). 114 km.

En realidad fueron algunos kilómetros más al desviarnos por la mañana a visitar los campos de lavanda en plena flor. 

La etapa comienza prácticamente llana. Discurre en torno a los 1000 metros de altitud que baja y vuelve a subir al pasar por Utande y Jadraque, situados a unos 820 metros de altura. Vemos el castillo del Cid, o al menos alguno de los que tuvo, y aquí nos equivocamos de ruta, yendo a Atienza (1108) por Riofrío del Llano en lugar de Hiendelaencina, como habíamos previsto. Almorzamos en el mismo bar que el año pasado. Al reiniciar la ruta Carlos resucita. Después de una pequeña subida a la salida, me quedo descolgado y no soy capaz de alcanzarles gracias a que Carlos se puso a tirar del pelotón sin descanso. Al pobre Enrique lo llevaron con la lengua afuera. El tramo entre Atienza y Berlanga baja por un precioso paisaje medio encañonado y una carretera muy poco transitada junto a un afluente del Duero con abundante agua. No pude resistirme a parar un ratito, pero sí a tirarme al agua. Otra etapa que llegamos para comer.


Después de la siesta damos una vuelta rodeando el castillo que preside el pueblo, un bonito paseo junto al río para disfrutar de Berlanga.

Cuarta etapa. Miércoles 11 de julio. Berlanga de Duero (931) – Neila (1175). 96 km.

Frío a la salida y pinchazo de Gonzalo, que nos hace esperar a Alfonso y a mí (Agus) en una glorieta. Volvemos a parar para visitar el pueblo de Catalañazor, después de un buen rato subiendo y muy poco bajando. Muy turístico y bien conservado. Luego la carretera sube hasta coronar el puerto del Mojón Pardo (1200) por la vertiente menos transitada pero con un final durísimo y bajamos a Navaleno (1094) a almorzar. Vuelta a subir, esta vez mas tiempo, para bajar a Carnicosa (1166) y seguir luego a Quintanar de la Sierra (1082). Mucha gente y mucho coche en un pueblo en fiestas, o “no fiestas”, y con abundancia de malos conductores para los ciclistas. La subida al Puerto del Collado (1404) la hacemos con todas las precauciones. Hay hambre y los fuertes del pelotón no esperan en la cima. Bajada a Neila para comer.


Nos encontramos con dos buenos ciclistas que llevan un equipaje mínimo, sin alforjas,
vienen de una tacada desde Bilbao y que se vuelven al día siguiente. Mas de doscientos kilómetros cada día.

Quinta etapa. Jueves 12 de julio. Neila (1175) – Aranda de Duero (787). 108 km.

Amenaza de lluvia al amanecer cumplida a medias. Salimos sin desayunar caliente y subimos por la misma bajada de ayer, pero antes de coronar nos desviamos a Huerta de Arriba (1205) y bajamos a Barbadillo el Pez (1053). Luego hasta Sala de los Infantes (964) donde paramos a desayunar caliente. Reanudamos la ruta, nos dirigimos a Pinilla de los Barruecos (1084) y de seguido a Huerta del Rey (1023) dejando atrás un par de subidas. La parte final de la etapa es plana, picando hacia abajo. Paramos a coger agua y a reagruparnos en Peñaranda de Duero (852), voy bien e intento disputar el sprint final en Aranda, donde llego con fuerzas y aguantando el tipo.


Ducha en el hotel y cordero para comer, especialidad de la casa y de la tierra. Se acabó la XXV edición de nuestros recorridos ciclistas. Cinco días de ruta disfrutando y recordando todas las anteriores que iniciamos Carlos, Albert, Gonzalo y yo (Agus) en Orreaga.
Éramos
 así de jóvenes. 
Por la tarde vuelta a casa.

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