domingo, 28 de julio de 2019

2019 Por territorios vaciados 1

Soria y Guadalajara son dos de los territorios con menos densidad de población de Europa. A pesar de estar muy cerca de Madrid, en algunas zonas hay menos gente por km² que en Laponia, según nos dijeron. Ideal para buscar carreteras secundarias y andar en bici que es lo nuestro.
 Participantes: Agus, Albert, Alfonso, Carlos, Enrique y Gonzalo.
La víspera de San Fermín, viajamos cómodamente desde Gipuzkoa, Vitoria-Gasteiz y La Almunia de Doña Godina, hasta un hotel a las afueras de Soria y allí se quedaron los coches hasta el regreso. Baño en la piscina y gracias a las nuevas tecnologías (foto con el móvil, envío por whatsApp, impresora del hotel,…) conseguimos paliar que a Albert se le había olvidado el carnet en casa. Que diría ahora aquella peregrina que hace casi 25 años me recriminó que sonase mi móvil mientras hacíamos el Camino de Santiago.
Primera etapa. Domingo 7 de julio. Soria – El Burgo de Osma 134 km.
Cinco kilómetros más de lo previsto por alojarnos en las afueras. Desayuno en el hotel (1.067) a las 7:15 y pedaleando para las 8:00. Etapa prácticamente llana con dos tachuelas que a nuestra edad se clavan profundamente. Nos dirigimos al Norte hasta Garray, antiguo aeropuerto desde el que partieron los bombarderos de Gernika, luego torcemos al Este hasta Quintanar de La Sierra y seguidamente al Sur hasta Vilviestre del Pinar (1.115) donde paramos a almorzar. El posadero nos informa que la primera tachuela tiene dos picos el Alto del Collado (1.265) y el Alto de la Cruz del Muerto (1.197) antes de bajar a San Leonardo de Yague (1.046). Los paso bien por una buena carretera, entre pinares, donde apenas se ven coches. Luego continuamos hacia el Sur, nos encontramos con la segunda de las tachuelas que está justo encima del Cañón del Río Lobo (1.160) y bajamos hasta Ucero (962) para comer. Noto que me falta entrenamiento y sobre todo mucho viento en contra. 
Buena comida, picoteo, txuleta, postre y txupitos de patxaran que me dejan como nuevo. Queda el tramo final que pica hacia abajo pero con viento en contra. Alfonso y Gonzalo van muy por delante. Enrique, Albert y yo a relevos no conseguimos pillarlos y Carlos tranquilo, haciendo la digestión, llega un poco después. Muy bonito el recinto amurallado de El Burgo de Osma (900) y su catedral.
Segunda etapa. Lunes 8 de julio. El Burgo de Osma – Sigüenza 91 km.

Repetimos el mismo horario de desayuno y salida del día anterior y modificamos un poco el recorrido que teníamos previsto, yendo directamente a Gormaz (885) por la carretera SO-160 y ahorrándonos unos 10 km. Vemos su imponente castillo y un poco más adelante la larga subida al Alto de la Carrascosa (1.370) frontera entre las dos Castillas y las provincias de Soria y Guadalajara. Dejamos atrás los pinares de la etapa anterior y entramos en la cuenca del Tajo. Preciosa bajada hasta Miedes de Atienza (1.157) y luego llano con altibajos hasta Atienza (1.133) parando a almorzar al pie del castillo donde estuvo prisionero Pedro de Navarra, comandante de las tropas que se opusieron a la conquista por Fernando el Católico. El resto de la etapa es fácil aunque sigo notando en las piernas la falta de kilómetros. Voy con el grupo de cabeza hasta las Salinas de Imón (948) y cuando comienza la cuesta, decido descolgarme y terminar la etapa a mi ritmo.
Parece que no se acaba nunca, sobre todo la última subida al cerro que está antes de Siguenza (1.025). Llegamos para comer a una ciudad que merece la pena visitar, desde el castillo, hoy parador, hasta la Plaza Mayor, murallas, calles y plazoletas. Buen alojamiento en unos apartamentos donde entre sueños vemos a Alaphilippe vestirse de amarillo en el Tour y sin despertar todavía del todo me vencen en la partida de potxa. Como prenda a Gonzalo y a mi (Agus) nos toca comprar las provisiones para el desayuno de mañana.
 
Tercera etapa. Martes 9 de julio. Sigüenza – Zaorejas 100 km.
Tener que preparar el desayuno nos hace partir hacia las 8:30, media hora mas tarde de lo previsto. Salvo la salida del río Henares, Sigüenza se encuentra rodeada de cerros por lo que toca subir nada mas empezar. Después circulamos por una especie de altiplano con magníficas vistas y constantes bajadas y subidas para cruzar los barrancos del entorno. Gonzalo, Alfonso y Carlos vieron corzos junto a la carretera. Pasamos por La Torresaviñan, Laranueva, Renales, Sacecorvo y dejamos cruces de caminos que terminan en pequeñas poblaciones, hasta llegar al punto mas alto del altiplano (1.150) y bajar a cruzar el río Tajo (795) por una preciosa carretera entre pinares.
Nos aprovisionamos de agua junto al puente y volvemos a recuperar altura pensando en el almuerzo. Tras unos cinco kilómetros de subida (1.058) bajamos a Arbeteta (985) para comer algo. La despoblación hace su efecto y no hay bares. El siguiente pueblo, Villanueva de Alcorón (1.254), está a 23 km y toca subir hasta los 1.288 m. Afortunadamente, el paisaje, la carretera y las tormentas de las que milagrosamente nos vamos escapando compensan el esfuerzo. Y en Villanueva se puede comer bien y barato. Cambiamos el almuerzo por comida y por la tarde hacemos los 10 km. llanos que faltan hasta Zaorejas (1.249), puerta del Alto Tajo y de los pocos lugares que ofrece alojamiento. Recomendable el museo al aire libre de diversos aperos agrícolas, el paseo hasta el acueducto romano y conversar con Timoteo, de unos 90 tacos y de los pocos que viven en el pueblo todo el año.
Cuarta etapa. Miércoles 10 de julio. Zaorejas – Almazán 125 km.
Era la etapa mas temida por su longitud, por el perfil en diente de sierra y porque no veíamos lugares para parar a almorzar hasta pasada la mitad de la etapa. Yo pensaba que me había equivocado al hacer el perfil, pero no, era así tal cual. Viene siendo costumbre que cuanto mas al Sur mas tarde se desayune y también se cumplió. Negociamos en el hotel que fuese a las 8:15, lo que equivale a salir a las 8:50. Mucho frío en la bajada para volver a cruzar el Tajo (900), mala carretera pero espléndido territorio. Vemos un pueblo abandonado cerca del puente y sobre el río los efectos de las tormentas, el Tajo baja completamente turbio y su afluente el río Gallo completamente cristalino, mezclándose bajo el puente. Nada mas cruzar comenzamos una larga ascensión y peor carretera, que nos hace entrar en calor. En Villar de Cobeta (1.163) un señor que trabaja su huerta nos informa que las carreteras van a mejorar a partir de ahora, pero sólo un poco. No vemos un sólo vehículo hasta pasadas las 11:30 de la mañana y el siguiente a las 12:00. Se confirman las previsiones del terreno rompepiernas que finaliza en el Alto de los Collados (1.315), donde tomamos la desviación a Ciruelos del Pinar (1.268) pasando por el monumento a los bomberos fallecidos en un incendio. 
Luego la tradicional confusión a la salida del pueblo. Teníamos pensado almorzar en Maranchón pero nos desviamos a Luzón (1.186), cruzamos el río Tajuña, volvemos a la provincia de Soria y nos dirigimos a Layna (1.143) con la intención de comer. Tampoco hay bares. Dudamos si recuperar el recorrido y comer en Arcos de Jalón, pero los lugareños (creo que estaban todos) nos convencen de ir a Medinaceli (1.021). Antes hay que subir una tachuela (1.201) que, aunque parezca que me han bailado las cifras de la altitud, era así. Comida abundante y mucho calor. De postre hacemos los 45 km que faltan por la vieja carretera N-111, paralela a la autovía. Comparado con lo anterior nos parece un tramo feo, aunque se rueda sin tráfico y bastante tranquilo. Pinchazo de Gonzalo justo en la puerta del hotel a la llegada. Por la tarde visitamos Almazán (937) a orillas del Duero. A destacar su plaza, con la iglesia, palacio y resto de edificios que la conforman, salvo uno amarillo que es horroroso.
Quinta etapa. Jueves 11 de julio. Almazán – Soria 87 km.
Hoy tenemos reservada una visita guiada por la orilla del Duero en Soria a las 17:00, por lo que para andar un poco mas holgados decidimos recortar la etapa en unos 45 km. Esta vez nos copiaron los del Tour y también les hicieron lo mismo. Tomamos la CL-101 según el recorrido planificado antes de los recortes. Es una carretera con abundante tráfico y el pelotón me deja a mi solo tirar durante 35 km. En Gómara (1.035) decido que ya vale y cambiamos de carretera y de paisaje, muchísimo mas variado y agradable. Pasamos por Almenar de Soria (1.017), el Alto de Carratudela (1.077), que lo subimos sin enterarnos, Esteras de Lubia (1.055), Tajahuerce (1.054), Hinojosa del Campo (1.037) y entramos en Pozalmuro (1.046) con la intención de almorzar. Esta vez había bar, pero estaba cerrado. Nos avituallamos de agua y subimos a la carretera N-122 (1.110) que nos va a llevar derechos al hotel. Perdemos la tranquilidad y no nos queda mas remedio que circular por una carretera con mucho tráfico y bastante peligrosa para las bicicletas, que encima estaba en obras. Con constantes subidas y bajadas, no tardo en perder el contacto con el grupo de cabeza pasado Aldealpozo (1.048). 
Luego, en solitario con Carlos por detrás, veo que los encargados de las obras paran a mis compañeros para dar paso alternativo y Albert se engancha a un camión. Confieso que traté de hacer lo mismo pero me entró la cordura en el último instante. Deseando acabar cuanto antes llegamos a comer con tiempo mas que suficiente y coincidimos en la mesa con los obreros de la carretera. Por la tarde siesta, visita al monasterio de S. Juan de Duero y paseo hasta el monasterio de San Saturnio, maestro de San Prudencio, patrón de Araba y hermano de Indurain. A la vuelta del paseo celebramos la visita a estas tierras y un extraordinario recorrido, con una cerveza junto al río y una cena en lo alto de Soria capital.
 








Fin de la XXIV edición de nuestros recorridos ciclistas. El año que viene celebraremos la 25, bodas de plata, sin haber decidido aún donde, aunque gana adeptos hacer una segunda edición de las tierras vacias.