AÑO
2018 Tarragona y el bajo Ebro
Participantes:
Agus,
Albert, Alfonso, Carlos, Enrique y Gonzalo.
Vigésimo
tercera vuelta ciclista que celebramos desde 1996 y última provincia peninsular
que vamos a visitar: Tarragona.
Este
año se nos caen del equipo Josu, Patxi y Fernando nuestro chofer, un poco
temerosos por el recorrido. Estamos sin apoyo por lo que volvemos a montar
parrillas y alforjas en las bicis.
La
base del recorrido es Alcañiz (Teruel). Nos trasladamos cómodamente por la
tarde al estilo clásico, los giputxis en un coche, los patateros en otro y el
maño Alfonso en otro. Ningún percance en el viaje salvo el calor y el pinchazo
de una rueda de Alfonso dentro del coche, sin haber tocado la carretera.
También el año pasado nos tocó arreglar la rueda de un carro antes de empezar.
Vuelta por el pueblo antes de cenar un exquisito carpaccio de atún que entraba
en el menú del Hotel Ciudad de Alcañiz y a dormir.
1ª
ETAPA. Alcañiz (338) – Fraga (100) 111 km. Domingo 8 de julio.
Salimos
hacia las 08:00 horas. La carretera pica hacia arriba y nos desviamos a
Valdealgorfa (500) por una preciosa ruta sin tráfico. Luego, al volver a la
general, toca ligera bajada hasta Maella (289) por la comarca de Matarraña
donde se habla un catalán de Aragón que se parece mucho al de Valencia. Eso
decía Albert que de esto entiende. En Maella nos tomamos un acuarius sin nada
sólido, mala costumbre que pagué inmediatamente en el siguiente tramo de etapa.
Se trata de un constante sube-baja-rompepiernas hasta un altozano que da paso
al corredor del Ebro. Al principio iba crecido, incluso hablando con una
cuadrilla de “ironmans” con la que nos tropezamos y que me llevaban a un ritmo
de locos teniendo encima que darles conversación. Paré a pagar el esfuerzo
cuando perdí el aliento por tanta cháchara, porque me dolía el pié y para
respirar. Junto con Enrique y Albert bajamos al pantano de Mequinenza (92),
otro de los mares de Aragón donde estaban esperando Gonzalo y Alfonso. Carlos
viene ligeramente descolgado pero bien. Después de reagruparnos hacemos juntos
el último tramo hasta Fraga, remontando el río Cinca y llegamos justo a la hora
de comer atendidos por la marchosa camarera del hotel Casanova. La visita
vespertina al casco de Fraga nada especial. Hay quien dice que es después de
Tomelloso y Tarancón el pueblo más feo que hemos visitado. Eso sí, espectacular
el colorido de la vestimenta dominical de las africanas.
2ª
ETAPA. Fraga (100) – Prades (956) 88 km. Lunes 9 de julio.
Llueve ligeramente a la salida, más o menos hacia las 08:00 horas. Iba confiado en dar la hora exacta gracias al GPS, pero al igual que me sucede a mí, le falla la memoria y sólo me grabó datos a partir de la tercera etapa. La primera parte es casi llana, entre frutales. En Aitona nos hacemos una foto Albert, Enrique y yo (Agus) para no olvidarnos de nuestro estado. Cruzamos el Segre, más frutales en un laberinto de pistas asfaltadas en buen estado, hasta que llega una pista sin asfalto para no perder la costumbre. No duró mucho pero a partir de Sarroca de Lleida (211) casi todo es subida. Paramos en El Soleras a coger agua y en Juncosa (580) a tomar un acuarius, también sin sólido. Terminando de subir entramos en la comarca del Priorat. Mientras le esperamos a Carlos en un cruce (786), les hago saber al resto del pelotón que eso de no comer entre horas no lleva a ningún lado. Me callaron con una barrita. Bonita bajada (620) hasta avistar Undemolins, pero nos desviamos a la izquierda hacia Vilanova de Prades (892). Nueve kilómetros de subida que inicio con Carlos, el resto se va por delante. Ya en solitario paso Vilanova y empiezo la última subida (1050) de unos cuatro km más para bajar a Prades y llegar al camping para comer. No gano la pocha vespertina pero recibimos buenas noticias por la tarde, a Ion le han dado la beca ERC a la que aspiraba. Cena en el mismo camping donde nos atiende una camarera que estuvo de “erasmus” en Casino (Italia) al igual que Peru, mi otro hijo. Conversamos con unos encantadores maestros hace tiempo jubilados y terminamos con unos mojitos para celebrarlo.
3ª
ETAPA. Prades (956)- Vilanova D'Escornalbou (245) 99,2 km. Martes 10 de julio.
Esta
vez sí, el GPS dice que salimos a las 07:29. Pero para salir a esa hora, de
víspera tuvimos que negociar una bolsa de desayuno. Nos trajinamos el agua, el
zumo y la manzana dejando el bocata de lomo con pimientos para más adelante.
Nada caliente hasta Alcover (252) hora y media más tarde después de rodar por
una bonita carretera que tarda en decidirse a bajar. Luego, tras una pequeña
liada por las obras del pueblo, dejamos la montaña tarraconense y nos dirigimos
a Vals (205) y luego a Vilallonga del Camp (139). Todo llano durante una hora y
media hasta iniciar (234) la subida a L'Albiol (871), que es bastante más dura
de lo que pensábamos. Son unos 11 km de subida que la hago en solitario, racionando la poca agua que llevo, con Carlos
por detrás y el resto del pelotón por delante. Después de una hora larga de
subida, al final había agua abundante, pero del bocadillo solo me entraba lo de
dentro. Muy agradable y muy tranquilo pueblo L'Albiol. Después de reagruparnos
y reponer fuerzas, cambiamos de valle e iniciamos una bajada hasta Maspujols
(230). Torcemos a la derecha por Les Borges del Camp, Botarell y Riudecanyes
para hacer el tramo final de la etapa del que no teníamos ningún dato, una
bonita carretera pero muy rompepiernas. Alojamiento en el único sitio
disponible del pueblo, Ca L'Amadeu, y comida y cena en el mismo restaurante, El
Reiet del Camp, cuina casolana, muy bien atendidos.
4ª
ETAPA. Vilanova D'Escornalbou (245) – Tortosa (11) 107 km. Miércoles 11 de
julio.
Etapa
temida por la existencia de un tramo que no viene en los mapas: el “Camí de
Gennessies”. De víspera Enrique y yo lo reconocemos con una de las múltiples
aplicaciones del teléfono móvil y parece que tiene asfalto. Se trata de una
preciosa ruta que une la carretera C-44 con la N-340 y evita pasar por la
central nuclear de Vandellós. La salida es a las 07:48 y la primera hora de
recorrido llana hasta Planas del Rey (97), para comenzar a subir nada más coger
la C-44. Pasamos Masriudoms, Masboquera y Vandellós (pueblo) junto a un grupo
de ciclistas de la tercera edad y media. Muy majos ellos, nos informan que la
ruta que pensamos seguir es muy dura y exigente. Subimos con tensa calma todos
juntos, incluso Carlos, yo pensando donde estará el desvío y temiendo que nos
lo hemos pasado. Por fin aparece muy evidente junto a una curva. Un ciclista
anglosajón que viene en sentido contrario, nos tranquiliza diciendo que hay
rampas de más del 12% y algunos tramos con el asfalto roto, pero que está bien
y que se trata de un paisaje espectacular. Como cedía Sabina, “tenía razón”.
Sobre todo por el paisaje que compensa con creces la dureza del tramo, bastante
peor si lo hubiéramos hecho en el mismo sentido que el ciclista. Incluso al
final el pelotón aplaudió. El punto más alto de la subida está en la cota 529.
Nos tomamos un descanso en El Perelló (147) hacia las 11:15 y, media hora más
tarde, después de volverme a equivocar al coger la salida, ponemos rumbo a Rasquera
(Baix Ebre) por una carretera en obras que empieza subiendo (275) y luego,
salvo alguna tachuela, pica hacia abajo hasta llegar al Ebro (45). Debí comer
algo porque fui como una moto todo ese tramo. Estaba previsto bajar hasta
Tortosa por la margen izquierda, pero se me adelantan Albert, Gonzalo y Alfonso
y se meten por la margen derecha del Ebro. Decido esperar a Carlos para que no
se equivoque y junto con Enrique rodamos los últimos kilómetros que se nos
hacen un poco pesados por el tráfico. Comida, siesta y lluvia en la visita a la
ciudad. Merece la pena.
Etapa
descanso y completamente llana por el delta del Ebro, donde los puntos más
altos están en el cruce de las vías del tren en Tortosa y en el paso del Ebro
en Deltebre. La salida es a las 07:35 pero el recorrido es algo improvisado
sobre el que teníamos previsto, debido a la dificultad de ir directos por vías
ciclistas desde Tortosa a L'Ampolla, sin pasar por Amposta. La dificultad de
cruzar la autopista y las vías del tren nos llevan a Amposta, perdiendo
bastante tiempo por lo que decidimos atajar e ir directamente a Deltebre (5),
tras hora y media recorriendo todo tipo de caminos, pistas, bidegorris, carreteras
convencionales y casi autopistas. Luego, parte por bidegorri y después por
carretera, hasta la desembocadura del Ebro. Albert se bañó contracorriente en
el río y luego todos juntos nos tomarnos un acuarius en Riumar frente a la
playa, donde se volvió a bañar. Muy limpio él. Vuelta a Deltebre para cruzar el
Ebro y San Jaume d'Enveja hasta la playa de L'Eucaliptus, rodando entre
arrozales y aves. El hambre aprieta y salimos hacia San Carles de la Rápita
recorriendo el Sur del Delta, salvo un pequeño despiste que nos desvió algo
hacia el interior. A la llegada Albert, que de esto sabe, negoció una exquisita
paella en el Llansola. Por la tarde paseo junto al mar y cena ligera en el
puerto. No por la comida, sino por el ataque de mosquitos que nos hizo huir despavoridos.
Carlos nos anuncia que se retira y que la etapa siguiente la hará en bus. El
resto seguimos pensamos que tiene que echar al “coach” de su staff técnico
porque andar, lo que se dice andar, anda.
La más temida, por larga y por el puerto de Torre Miró (1247), que al final no fue para tanto. La salida y despedida a Carlos es a las 07:39. Una confusión en una glorieta nos hace atravesar campo a través para no tener que retroceder, hay que ahorrar fuerzas. Luego siempre hacia arriba, bastante tráfico y cada vez la pendiente es mayor. En Alcanar (43) cambiamos el trayecto previsto y dejamos de pasar por Ulldecona. En kilometraje y pendientes viene a ser lo mismo y la carretera es buena, poco tráfico. Pasadas las 09:00, en San Rafael del Río (242) recuperamos el trayecto y en La Senia (357) paramos a repostar después de dos horas de pedaleo. Aquí comienza la auténtica subida, una vez sobrepasada una zona de camping. Decido descolgarme del pelotón e ir solo, aunque les tengo a la vista. El pantano de Ulldecona (480) está sin agua, la carretera va por un cañón, el paisaje se abre y comienzan los pastos y pinos a medida que cogemos altura. Tras el descanso del pantano, se reanuda la subida con el bello fondo de perspectiva del Convento de Benifassá (690). En el segundo descansito de la subida veo que se me acerca un ciclista al que le habíamos pasado en el falso llano. Nada más rebasarme (990) se me rompe la cadena sin que me de tiempo de decirle nada.
Tiene un tramo mesetario de unos 20 km que está en obras y se alternan las subidas y bajadas, donde pierdo contacto con el grupo. Cuando se vuelve a reanudar la bajada, pienso que han ido por otra ruta y decido bajar tranquilo soñando con el carpaccio de atún que me voy a cenar. Me están esperando a la entrada de Alcañiz y Carlos en el Hotel. Fin de la vuelta.
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